1. El espíritu de fe en la tradición de nuestros Fundadores y en el contexto de la increencia.
1. El «ESPÍRITU DE FE» EN LA TRADICIÓN DE NUESTROS FUNDADORES Y EN EL CONTEXTO DE LA INCREENCIA El «espíritu de María», lema que resume el carisma marianista, tiene su equivalencia en el «espíritu de fe», «espíritu interior», apertura de disponibilidad a la acción del Espíritu Santo. Lo que fue y es la identidad espiritual de María, es también la identidad espiritual de la Iglesia y de la Familia marianista. «Lo esencial es lo interior»,decía Chaminade. Queremos, formados por María, ser hombres y mujeres de fe y de oración: que viven desde dentro, desde su interioridad, el Misterio amoroso de Dios, Amor que habita en la entraña del ser, de toda la realidad del mundo. La centralidad de la fe, hecha esperanza y amor, está presente en nuestros fundadores desde las raíces de sus vidas. Seguir sus biografías es caminar con estos dos TESTIGOS DE LA FE. LOS CONTEXTOS 1. Por una parte vemos a Chaminade y a Adela viviendo «un proceso comprometido de fe». Es una fe en evolucióny al mismo tiempo en apuesta creciente. Esto lo contemplamos leyendo sus biografías y sus escritos. Desde Perigueux y Trenquelléon hasta el fin de sus vidas. Pero especialmente lo que más nos toca «de cerca» (hemos nacido de una fundación de ellos) es que, tanto Chaminade como Adela, son dos «creyentes militantes», un hombre y una mujer «en misión», en compromiso de fe, y con una fe arriesgada, que se juega la vida o la comodidad (época del Terror, y otros momentos posteriores). Chaminade incluso pide a la Santa Sede ser un «misionero que pueda evangelizar por todas partes»: eso es lo que significa «Misionero apostólico». No quiere ser un párroco más en su diócesis de Burdeos. ¡Quiere poder ir a cualquier parte de Francia o del mundo!. Él ofrece y a la vez pide para sí, pero también para sus hijas e hijos seglares, religiosas y religiosos, ser evangelizadores permanentes y sin fronteras. Y lo obtiene de Roma: es el «Breve pontificio» de Gregorio XVI (8 Febrero 1840). Este es el primer contexto histórico del «espíritu de fe» marianista: señala una vida de fe y una apuesta evangelizadora. 2. El segundo contexto es el social y cultural. Los fundadores se encuentran viviendo en una sociedad profundamente sacudida por la Revolución política, moral y cultural. Francia y Europa inician una fase marcada por la separación entre fe y razón, entre Iglesia y Estado. La sociedad europea, heredera de la Ilustración, ha comenzado una extraordinaria secularización de la cultura, fruto de la autonomía de la filosofía con respecto a la fe y a la autoridad eclesial. En muchos casos, esta secularizacion tiene la marca de la «Indiferencia religiosa» (la «herejía moderna» para Chaminade), e incluso el rechazo abierto a la fe cristiana y a la Iglesia. Chaminade y Adela nacen cuando se ha operado una fractura grande en el seno de la Modernidad: comienza la época de la increencia y a la vez, de la gran oportunidad para la fe. Así lo analiza un teólogo actual: «Esta nos parece ser la génesis de «la pérdida de la creencia en Dios»: la adquisición de autonomía, por parte de la razón humana y permitida por la teología, que no consiguió dejar que la razón llegara a la libertad de pensar en seno de la fe (…) La teología no consiguió purificar el imaginario de los fieles, ni tampoco consiguió elaborar una hermenéutica crítica, capaz de explicar de manera satisfactoria para la fe y para la razón, los textos bíblicos incriminados por la ciencia. La Iglesia, sintiendo la Palabra de Dios conmocionada, se amuralló en una actitud defensiva y hostil, y se fue creando la imagen de adversaria de la razón y de la libertad de expresión y de pensamiento. Los pensadores de la Modernidad se apartan de la Iglesia y se vacían del pensamiento de Dios. Dios se retira del espacio liberado por la filosofía. El hombre aprende a prescindir de Dios. Por otra parte, «la religión cristiana se repliega»: porque la fe cristiana, que era originalmente una respuesta libre y personal ante la llamada de Jesucristo, a lo largo de los siglos del régimen de Cristiandad, se ha convertido en una «religión» o una «creencia» , en la que se nace y se sigue poco menos que por la inercia social o el influjo familiar y educativo. Cuando se toma conciencia de que es preciso regenerar la respuesta libre de la fe ante Jesucristo, se puede comenzar a «pasar de la religión o creencia cristiana a la fe cristiana como compromiso verdadero». (Joseph Moingt «Dios que viene al hombre». Sígueme. 2007. pags 72-80). Muchos cristianos, ante esta llamada fuerte y personal de su fe, no dan una respuesta, y prefiriendo la «religión» tradicional a la fe, dejan finalmente de lado tanto la religión como la fe. Es la deserción de inmensas multitudes dentro del propio cristianismo, la «apostasía silenciosa». Son los que hoy mayoritariamente se declaran «católicos» en una encuesta, pero sin ninguna repercusión en sus vidas. La «religión» se ha replegado. Sin embargo esto supone la gran oportunidad de la fe cristiana, el punto de partida para no vivir ya más, simplemente de una religión, sino de una respuesta personal, libre y comprometida a Jesucristo que nos llama» («El justo vive de la fe» Rom 1,17). Esta gran oportunidad, la regeneración de la fe cristiana es lo que Chaminade y Adela toman como gran motivo e impulso. No quieren vivir ya de la fe intelectual, la de los filósofos deistas o de los hombres y mujeres de la «religión» cristiana, sino la fe que abarque la persona entera y provoque una respuesta decidida ante la llamada de Jesucristo a sus vidas. Es la»fe del corazón». LA PROPUESTA Las vidas de nuestros fundadores están inmersas en esta situación social y espiritual posrevolucionaria. Y ellos, testigos de la fe, realizan una propuesta cristiana vital: vivir de la fe, (la «fe del corazón», el «espíritu de fe»),formar comunidades de fe, y considerar la misión como una formación en la fe. Esas son las claves de nuestra espiritualidad, el núcleo de nuestro carisma, identificado con el «espíritu de María». Cuando Chaminade proyectaba las primeras Constituciones SM, le ayudaba Lalanne en la redacción, y le dijo: «Debes escribir dos capítulos centrales, uno sobre la fe y otro sobre María». Esa fue la «cuna de nuestra espiritualidad». No cabe duda que vivimos un mundo y una cultura profundamente divididos en cuanto a la fe religiosa: mientras Occidente ha radicalizado su secularización e indiferencia religiosa (especialmente en Europa), en otros continentes (y especialmente en las religiones mayoritarias como el Islam, y el Cristianismo), la fe está pujante y en expansión. La propuesta sobre la fe es entonces una de las grandes cuestiones de la cultura actual. Porque si nuestra sociedad y cultura no se fundamentan en la espiritualidad, será una cultura que morirá en su finitud. Así, «El espíritu de fe» es la gran propuesta marianista para el debate sobre Fe e Increeencia. La fe en Jesucristo es lo único que nos justifica, lo que nos restablece en su amistad (Rm 1,16-17; 3,21-26). Pero la fe intelectual no basta, no es verdadera fe (Sant 2,14-17): es preciso que asienta y se comprometa el mismo corazón, hay que amar las mismas verdades de la fe, amar lo que se cree («Fe del corazón»). Esta es una de las grandes enseñanzas e insistencias de Chaminade. PERO SOLO EL AMOR, SOLO EL COMPROMISO de creyentes e increyentes será lo que salve a nuestra cultura. Porque «la fe se hace viva por la práctica del amor» (Gal 5,6). Porque el creyente debe pensar según la fe, mirar el mundo desde la fe, vivir según la fe («espíritu de fe»). Los «escritos fundacionales» están así cuajados de textos sobre la fe. Existe una exhaustiva recopilación en el libro: «ESCRITOS SOBRE LA FE» (Bernardo Cueva sm. 1977). Podemos leer algunos en la antología «Un tiempo para el carisma marianista», de «Encarnar la palabra» (capítulo 6: «Vivir de la fe»). O profundizar en la preciosa «Carta de la fe» que Chaminade escribió a Lalanne.
2. G.JOSÉ CHAMINADE, HOMBRE DE ORACIÓN, IMPULSOR DE CAMINOS O MÉTODOS 1. La Iglesia ha vivido una historia extraordinaria de oración (Nuevo Testamento, padres del desierto, padres de la Iglesia, «Lectio divina» en el Monacato, el franciscanismo, los místicos, Ignacio de Loyola, la religiosidad popular, la liturgia y el canto, etc). Hoy seguimos orando en la LITURGIA, oración oficial de la comunidad cristiana, y en LA ORACIÓN PERSONAL. Seguimos reflexionando y proponiendo caminos de oración como lo muestra el «Catecismo de la Iglesia católica» en su preciosa 4ª parte: “La oración cristiana”. 2. El fundador, hombre de oración, formado en la oración . Sus fuentes e influjos: Las “Reglas de la congregación de San Carlos” de Mussidan, son su cimiento; la espiritualidad sulpiciana su complemento sacerdotal; los ejercicios de San Ignacio y el influjo de su hermano Juan Bautista, son claves en una oración ligada al discernimiento y la vocación). Tenía una biblioteca importante, y era un lector culto y actualizado. Oraba y se formaba. En sus lecturas sobre la oración destacan los autores jesuitas: principalmente Guillermo Berthier (“espíritu de fe y oración”), Alfonso Rodriguez, Álvarez de Paz («ejercicios de presencia de Dios») y sobre todo el P.Nouet: “El Hombre de oración” (oración, ejercicio de la fe). 3. Chaminade se convierte en un formador de la oración para los hombres y mujeres de sus fundaciones. Los discípulos de Chaminade (congregantes seglares, y luego las religiosas y religiosos), viven una oración tradicional eclesial, formada en la familia, la escuela y la liturgia parroquial o de los oratorios. Algunos viven formas y métodos muy sencillos o básicos, otros más elaborados y profundos. Chaminade comienza con ellos a formar la oración nueva, la oración tras la revolución. Si hay “nova bella” también lo habrá para la oración. 4. Oración en una preocupación de afianzamiento de la fe y de la misión . “Oración de fe”, “fe del corazón” (Rm 10,10). Sus fundaciones están marcadas por la oración en un contexto histórico de crisis total de la sociedad y de la fe en Francia. Los orígenes de la Familia marianista nos acercan a una vida de oración, por una parte marcada por la gran tradición eclesial (oración vocal, oración mental discursiva, mental afectiva, oración contemplativa), pero también en este contexto nuevo secularizado, de la increencia o la indiferencia, necesitado de una profundización y un espíritu nuevo. Sobre todo necesitado de un testimonio vital, y no tanto de un testimonio de palabras «El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan…; o si escuchan a los que enseñan es porque dan testimonio» ( Evangelii nuntiandi, 41). 5. Oración y espiritualidad propia: el “espíritu de María» (“espíritu de fe”, de acogida del Espíritu, de vivencia del Evangelio), o “misterio de la Encarnación”. El suelo o cimiento de nuestra oración marianista. Desde ese “humus”somos muy libres para orar a donde Dios nos conduce, porque “nuestro método es no tener método”(Chaminade). Pero el don propio troquela y marca nuestra fe y nuestra vida; es lo que permite caminar hacia nuevas formas (“nova bella”). 6. Los documentos primitivos: Están en muchos escritos personales y en apuntes de los discípulos. Todos los originales están en los Archivos generales de Roma (SM-FMI). Los tenemos editados como textos en dos grandes colecciones: “Ecrits et paroles” (vols 1-7) y “Lettres”(Vols 1-9). Desde hace años se han venido publicando libros monográficos sobre nuestra espiritualidad, basados en los textos: en nuestro caso, es básica la recopilación“ESCRITOS DE ORACIÓN ”(1969) de Raimundo Halter sm; y también es interesante consultar “Escritos sobre la fe” y “Escritos marianos”. Un manual útil donde están los tres métodos marianistas de oración es “El espíritu que nos dio el ser”. Y en “Encarnar la palabra” (Cap 6: «Vivir de la fe») están los métodos de oración adaptados a nuestro lenguaje. Veanse también los métodos en «Escritos fundacionales» («Documentos sobre la oración»).
3. ADELA DE TRENQUELLÉON, MUJER DE ORACIÓN Y MAESTRA DE ORANTES MARIE JOËLLE BEC.»ORAR CON ADELA». Marie Joëlle Bec, religiosa marianista, actualmente superiora general de las Hijas de María Inmaculada, ha trabajado mucho el Epistolario de Adela de Trenquelléon, y a ella le debemos una tabla analítica de las Cartas. En esta obra nos invita a entrar en el corazón orante de Adela, y a aprender nosotros a orar desde el carisma. Primera parte: Introducción. Vida de Adela de Batz de Trenquelléon. I.- Celebremos el aniversario de nuestro bautismo. II.- Por la fe, entramos en las miras de Dios. III.- Amemos a Dios que se nos da en la comunión. Leer Segunda parte: IV.- ¿En qué tierra recibimos la palabra de Dios?. V.- Preparémonos a acoger al Dios que viene. VI.- Redoblemos nuestro amor a Dios en esta cuaresma. VII.- Amor a Cristo hasta la cruz. VIII.- Con los apóstoles, esperando al Espíritu Santo. Leer Tercera parte: IX-. Seamos como los apóstoles. X.- Vayamos a beber en la fuente de la oración. XI.- No agradaremos a Jesús más que amando a María XII.- Hagámonos todo a todos. Leer Cuarta parte: XIII.- El tiempo se nos va, apresurémonos a sacar provecho. XIV.- Estamos en la carrera de los santos. XV.- Permanezcamos firmes en la esperanza. Leer
4. ORACIONES MARIANISTAS, Y OTROS TEXTOS ECLESIALES 1. «Encarnar la palabra». Oración e Itinerario espiritual marianista. Enrique Aguilera y José María Arnáiz. (Servicio de publicaciones marianistas. Madrid. 1998). La obra que ha reflexionado sobre oración y espiritualidad en nuestro carisma, situando esta reflexión en un «camino», con propuestas orantes y con dos antologías de textos (La Biblia y el Carisma marianista). El libro está publicado en las tres lenguas mayoritarias de la Familia marianista (español, inglés y francés) y en algunas otras como el italiano y el coreano. Leer 2. «Oraciones marianistas. De las oraciones a la oración». 3. «Oración de Consagración marianista, o Alianza misionera con María». (Texto oficial actual) 4. «Otras versiones de la oración de consagración, para tiempos litúrgicos» Fórmulas de la versión para Adviento. Leer 5. La «oración de las tres» 6. «Himno AKATHISTOS». Es un himo antiguo dedicado a la Virgen, nacido en Oriente, que se canta de pie («akatistos»= de pie), como signo de veneración y solemnidad. Leer 7. Letanías marianas. Lauretanas, Puebla, Redemptoris mater, Letanías con las advocaciones marianas latinoamericanas, Jerezanas, y Letanías del espíritu de María (inspiradas en el carisma marianista, conteniendo las advocaciones utilizadas por los fundadores, y las que se derivan del Evangelio en las distintas escenas donde aparece María). |